Como ya alguna vez lo mencioné, las crisis y los escándalos dan espacio a un
overshooting regulatorio ("algo hay que hacer"), y en este caso existe un
proyecto de ley que pretende cubrir el riesgo de
copycats de Madoff.
Los "remedios" habituales, registro, poderes expandidos del regulador secundario, y lo que motiva esta entrada, la presencia de un standard fiduciario para los asesores de inversión.
No ya simplemente un criterio de adecuación de las inversiones sugeridas, sino un test (mediante normas abiertas) más severo.
Alguna vez sostuve, en ocasión de la vergonzosa asignación de activos defaulteados a ciudadanos argentinos previo a 2002 (conocí gente -mucha- con 100% de su patrimonio conformado por lo que sus "asesores" de banca privada les recomendaron: bonos corporativos y soberanos argentinos), que la actividad de asesores de inversión debía contar con algún grado de reglamentación. Pero la imposición de deberes fiduciarios, suena prima facie como excesiva. Al menos, sin una idea clara de qué se supone que ello implica en un marco donde típicamente se opera con activos con riesgo de inversión.
De todas maneras, una iniciativa para seguir, ya que cambios seguramente se incorporarán y en un mercado global, las tendencias regulatorias se expanden.