domingo, 31 de enero de 2010

Damnificados "Financieros": ¿Víctimas de Catástrofes?

Antes de que alguien crea que estoy insolado (difícil de todos modos cuando hace 48 hs. que el sol no aparece), el interrogante es menos sencillo en su respuesta de lo que parece, y aparece planteado en esta entrada de The Conglomerate sobre los esquemas Ponzi y Madoff en particular.
De hecho, no sólo las víctimas piensan de ese modo (con exageradas comparaciones al Holocausto o a actos terroristas), sino que -no abiertamente-, la IRS ha dado algún alivio fiscal a los perjudicados.
Ahora, desde el punto de vista del uso de fondos públicos, ¿existen diferencias entre las víctimas de un huracán y una masiva estafa perpetrada bajo las narices del regulador estatal? En Argentina ha habido, en el ámbito bancario, estafas (en sentido lato) relevantes desde el sector privado (dejo sin calificar, para no irme del tema, a las sucesivas expropiaciones desde el sector público, vía Plan Bonex, Pesificación, emisión monetaria sin respaldo, etc.), con lo cual el tema no nos es un ejercicio puramente teórico.
Si la ayuda está justificada en un caso (normalmente eso se piensa, incluso en temas mucho menores como las inundaciones barriales en Belgrano, tormentas, etc., yo -como explico más abajo- tengo mis dudas), ¿por qué no en los "temas financieros"?
Notemos que siempre estamos hablando de fondos públicos, y en el mundo donde los recursos son siempre inferiores a las necesidades.
Entonces, ¿hay forma de distinguir y apuntar a un escenario de uso más eficiente de los recursos públicos?
Una posible respuesta, pasa por el recuerdo de que las normas generan incentivos para actuar (incluyendo las omisiones), y que la "generosidad" con el uso de fondos públicos provoca un riesgo moral verificado por conductas "arriesgadas" (no contratar seguros, no preguntar o informarse en materia de productos financieros) o directamente negligentes (poner plata en bancos a tasas muy por encima del promedio de mercado).
En esta línea, los desastres naturales de magnitud no siempre pueden asegurarse (las primas pueden ser excesivamente onerosas o estar alejadas de sectores de la población de bajos ingresos), en tanto los "desastres financieros" pueden, en muchos casos, prevenirse con conductas diligentes, y (aunque ello es más claro ex post) todas las grandes estafas tienen "llamados de atención" que escapan a los desastres naturales, que por otro lado afectan en muchos casos necesidades más básicas que las atacadas por los desastres financieros.
No niego que el riesgo moral puede existir también si, acaecido el desastre, el Estado permite nuevamente la generación de conductas riesgosas (p. ej., reconstruir la casa en la zona inundable), pero aun así creo que existe una línea de diferenciación entre ambos "desastres", que hace eficiente (y justo) prestar más atención a unos casos que a los otros (¡siempre recordando que los recursos son finitos y las necesidades no!).

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