miércoles, 24 de junio de 2009

Diseño Normativo, Racionalidad y Omnisciencia

Para todos aquellos que en sus modelos mentales le han dado alguna chance a la ciencia económica, el presupuesto de racionalidad ha sido un hueso duro de roer. Ciertamente, el estereotipo del calculador omnisciente que se le atribuye al homo economicus se lleva bastante mal con la evidencia empírica que muestra una racionalidad limitada (sí, con episodios frecuentes de rayana estupidez del género humano, pero eso es otro tema).
En mi formación intelectual, influenciada por la teoría de los costes de agencia y sus diferentes aplicaciones a la teoría organizacional por Michael Jensen, la concepción de la naturaleza del hombre (para utilizar el título de uno de los trabajos más conocidos de Jensen, que se puede bajar acá) no acepté jamás la omnisciencia como un presupuesto teórico, sino un modelo de racionalidad más limitado, y además sujeta a numerosos errores o procedimientos de toma de decisiones que pueden llevar a soluciones erróneas o "irracionales".
Es en este punto donde ingresa la economía conductista, que ha hecho numerosos aportes para entender ciertos patrones de comportamiento humanos que lejos estaban de encajar en el cartabón de racionalidad.
En este marco, es particularmente interesante entender como el diseño normativo (que es un generador de incentivos y desincentivos de conductas, ya que las normas "ponen precio" a las conductas, asignándoles costos o beneficios), puede aprovechar una comprensión cabal de la naturaleza humana, y no simplemente presuponerla como pareciera hacerlo el análisis jurídico tradicional.
Sin perjuicio de lo interesante que puede resultar ensayos más teóricos de esta escuela económica (que, dicho sea de paso, es mainstream y no una rareza, contando inclusive con el galardón Nobel otorgado a Kahneman en 2002 -ver acá video y texto de su conferencia en ocasión de la entrega del premio), es muy ilustrativo ver, en lenguaje no técnico, como tomando los insights de la economía conductista puede trabajarse sobre el diseño normativo y organizacional. Para ello, probablemente el exponente ideal sea el libro (con blog propio) Nudge de Thaler y Sunstein (dos de las principales autoridades en behavioral economics).
El enriquecimiento del debate que trae el AED, y la perspectiva reseñada, se aprecia en la posibilidad de ofrecer alternativas concretas para el diseño normativo, en problemas prácticos como la toma de (malas) decisiones en la decisión de endeudamiento, ahorro personal, etc. (ejemplos).
Así, el conductismo en materia económica ofrece una mirada particularmente penetrante sobre el proceso de toma de decisiones, cuestión central a la teoría económica y al diseño útil de cualquier marco normativo, con un enfoque, al igual que el AED, interdisciplinario.


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