miércoles, 10 de junio de 2009

El Abogado y la Economía

De manera similar al (equivocado) cliché por el cual el abogado se desentiende de una comprensión integral de su rol de asesoramiento al cliente ("ese es un tema comercial"), tenemos el que señala una separación absoluta entre el abogado y la economía, mediante una frontera, más mental que apropiada y real, entre cuestiones "jurídicas" y "económicas".
El contraste con un abogado estadounidense, que muchos experimentamos por primera vez en la década del 90, es visible, lo que al menos debería llevar a preguntarnos qué es lo que explica la diferencia.
¿Por que el abogado (medio), tiene casi una aversión a la economía? ¿Cuáles son las razones por la que ciencias sociales se consideran tan opuestas?
Apunto varias:
  • Una formación universitaria (en la carrera de derecho) que fomenta esa separación, y desprecia como "de relleno" a las materias "económicas"
  • La excesiva formalización (esto es, recurso a fórmulas) del discurso económico, que excluye a quiénes no poseen la capacidad de entender un lenguaje excesivamente abstracto. Este "vicio" de la teoría económica actual es probablemente la razón principal.
  • La ausencia de consideraciones económicas en la explicación de las relaciones jurídicas, aun aquéllas que se focalizan en cuestiones puramente patrimoniales
  • Las pretensiones "imperialistas" de algunos economistas y autores del AED, que pretenden que la economía no sólo de todas las respuestas, sino que sólo la economía permita llegar a las respuestas en un debate de cuestiones normativas
  • De manera equivalente, la pretensión del jurista de analizar el fenómeno normativo casi sobre la base de la "teoría pura" de Kelsen
Ese abandono de la teoría por los abogados (equivalente, y quizá vinculado, al abandono de areas de práctica jurídica en mano de profesionales de las ciencias económicas), es negativo por múltiples razones.
Primero, desde el punto de vista más teórico, luce como una renuncia voluntaria a la apertura mental que requiere el estudio científico, y el encasillamiento en una metodología única y excluyente.
En la práctica....bueno, acá es mucho más fácil de entender. En la práctica, significa dejar en manos de economistas decisiones sobre normas, su contenido e implementación, que tienen una relación central con el orden jurídico y la capacidad de afectar sustancialmente su comprensión y finalidades.
La Argentina es un fiel reflejo de adónde se puede llegar en este terreno.

2 comentarios:

  1. Creo (vos lo sabrás mucho mejor que yo) que el problema para que muchos abogados se desentiendan de temas empresariales de sus clientes es el miedo a ser tenido luego como responsable de una mala decisión de negocios. A mí me ha pasado que clientes me hayan intentado reprochar la firma de un contrato determinado, o haberse puesto en situación de despido, y ahí uno tiene que cortar en seco el inicio del reproche y aclarar bien, muy bien, que la decisión fue tomada por el cliente. Cuando se mezclan las cosas... problemas!

    A mí me gustaron siempre los números, pero reconozco que la mayoría de los abogados son fugitivos de las matemáticas (frase de un profesor mío de filosofía). Lo que más agradezco a haber estudiado economía es el contacto con un método científico. Con problemas, con imprecisiones, y con un abuso de los métodos cuantitativos, pero es una liberación de los métodos dogmáticos que usamos para leer textos normativos.

    Felicitaciones por el nuevo blog.

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  2. Gracias. Sí, lamentablemente muchas veces el abogado puede ser el chivo expiatorio, pero esos clientes más vale perderlos que encontrarlos. Creo igual que siempre enriquece no desentenderse, sí marcar límites, pero no borrarse. En definitiva, somos asesores y suma una opinión razonada (claro que, para ello, hay que perder la mentalidad de "no se puede" y realmente poner la cabeza en entender el negocio. Sobre el segundo tema, creo que la economía, y el AED son efectivamente una mirada refrescante que sale del excesivo apego a discusiones normativas que, en no pocos casos, parecen concentrarse en palabras y no mucho más.

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