miércoles, 17 de junio de 2009

El Moreno del Moreno

Mientras transcurren los primeros meses de la presidencia de Obama (quien no parece tener el hábito argentino de culpar la "pesada herencia recibida"), los ecos de las millonadas ¿inveriidas? de los bailouts de todo tipo y color, llegan al plano académico. En este caso, me quiero referir al nombramiento de Kenneth Feinberg, quien se encargaría de fijar los sueldos de los top executives de las empresas asistidas por el gobierno federal, particularmente mediante la limitación de los bonus e incentivos que crecieron de manera sustantiva en los años previos a la crisis, como lo muestra el gráfico que tomo de WSJ:



El blog de Becker y Posner toma una posición muy crítica sobre este "zar" de las compensaciones y sus negativos efectos sobre la economía y la competitividad de las empresas "salvadas", que podrían perder sus mejores recursos por ofrecer salarios inferiores al mercado. Posner hace sin embargo un reconocimiento de un problema fundamental del corporate governance para EE.UU., la excesiva dispersión del accionariado y el excesivo poder del directorio en los casos típicos de las empresas con oferta pública en EE.UU.
Comparto que el Estado suele ser un mal sustituto del mercado (en condiciones competitivas) para la fijación de precios, pero me parece excesivo el temor de esos bloggers sobre la pérdida de competitividad. Creo que ello se basa en una excesiva valoración de la relevancia del management para estas empresas, y en la suposición que las retribuciones no serán suficientes al menos para sostener un posible reemplazo de los "talentos" (que, por otro lado, tan buenos tampoco fueron...), o que éstos emigrarán "a la primera de cambio" a los competidores que (también se supone) les ofrecerían mejores ingresos (lo que olvida o minimiza que, a ciertos niveles de ingresos, se ve con claridad el rendimiento o satisfacción marginal decreciente de ingresos adicionales).
Por otro lado, no se trata de una fijación general de precios para la economía, (lo que merecería otro juicio) sino de una situación particular para empresas asistidas con dinero gubernamental.
Dato curioso: el "zar" no es economista sino abogado, y se encargó de determinar los importes de las compensaciones a las víctimas del 9/11.
Y no, no creo que el tema de ANSES en Argentina admita una comparación con la situación descripta, ni es cierto que el moreno de allá, consultó su estrategia con el Moreno de acá...


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